miércoles, 19 de diciembre de 2007

El arco de Cabanes

Retomamos nuestros viajes arqueológicos con una de las construcciones más simbólicas y más representativas del patrimonio de la época romana de la Comunidad Valenciana: el arco de Cabanes. Dicho monumento se encuentra en la provincia de Castellón, en la población de la que toma su nombre, Cabanes. Se ubica a las afueras, justo al lado del la Vía Augusta, que también pasa por las cercanías de la población, en la larga recta de 8 kilómetros con la que ésta atraviesa el Plà de l'Arc. Es el único monumento de estas características conservado en tierras valencianas, y está protegido desde 1931.

Si bien en un principio este tipo de monumentos se utilizaba para conmemorar victorias militares de generales y emperadores, con el tiempo muchos particulares empezaron a erigir arcos para conmemorar el ejercicio de un cargo público, embellecer la ciudad o recordar a familiares muertos. El arco romano de Cabanes es, casi con toda seguridad, un monumento funerario de carácter privado, quizá de algún personaje importante de la villa cercana, erigido a mediados del siglo II d.C.

La parte conservada del monumento corresponde a los dos pilares y el arco de un sólo vano, faltando todo el entablamiento. En su origen alcanzaría más de 7 metros de altura, aunque la citada parte conservada sólo alcanza los 5,80 metros. Las dovelas, 14 en total, están dispuestas de manera radial y tienen la típica forma de cuña. Está construido con bloques de piedra calcárea de la cercana montaña de Gaidó, que se labraban allí mismo con picolas, mazas y cinceles. En el Pou de la Roca, a 200 metros hacia el este, se encuentran tres sillares, pertenecientes posiblemente a su entablamiento, que fueron vaciados para ser utilizados como abrevaderos. También en una casa de la población de Cabanes, se conservan varios sillares.
A su alrededor, se han encontrado restos de un yacimiento romano, actualmente arrasado, que debió ser un hostal o taberna.






















Fuentes:
  • La gran historia de la Comunidad Valenciana, Tomo 2º, Pags 53-55

sábado, 15 de diciembre de 2007

Los orígenes de Roma (II). Fundación y monarquía

Hay pocos datos, y son muy imprecisos acerca de cómo se fundó Roma. Como vimos en el artículo anterior, la preeminencia geográfica y, en consecuencia económica de la Roma primitiva, facilitó la rápida expansión de la ciudad y el control de las aldeas tiberinas. Huyendo de la mitología, podemos seguir un esquema clásico acerca de la creación y desarrollo de Roma:

  1. En un primer estadio nos encontramos con la llamada Roma Quadrata, la cual estaba rodeada por un muro y el denominado Pomerium, la frontera sagrada de la ciudad de Roma. Es decir, Roma sólo existía dentro del Pomerium, siendo todo lo que estaba en el exterior tierras que pertenecían a Roma (pero no eran Roma)
  2. El siguiente rastro nos lleva a la fusión de las tribus latinas de la Roma Quadrata del monte Palatino con los sabinos de los montes Viminal y Quirinal, creando la llamada Liga del Septimontium (Liga de las Siete Colinas). El Septimontium comprendería entonces el Cermal, estribo del Palatino que descendía hacia las marismas que existían entre este y el Capitolino (Velabrum); el Velio, que unía el Palatino al Esquilino; el Fragutal, Oppius y Cispius, que formaban las tres cimas del Esquilino; y el Subura, en el valle situado entre el Esquilino y el Quirinal.
  3. La Ciudad de las Cuatro Regiones, habría sido el tercer paso en la ampliación de Roma, conseguida con la incorporación al Septimontium de los núcleos del Quirinal y el Capitolino. La nueva ciudad debió ampliar sus murallas, así como el radio del Pomerium.
  4. La Ciudad serviana, llamada así por la ampliación dirigida por el rey Servio Tulio, la cual mantenía el Pomerium creado en la Ciudad de las Cuatro Regiones pero amplió su muralla a fin de incluir en su recinto el monte Aventino.

La monarquía romana

La primera forma de gobierno de Roma se corresponde con una monarquía y, si seguimos los datos proporcionados por historiadores antiguos, como Tito Livio, Dionisio de Halicarnaso o Varrón, hubo una sucesión de siete reyes en un periodo de tiempo que comprende 243 años. Sobre este punto hay discrepancias, ya que el promedio de las duraciones de los reinados de cada uno, arroja una cifra de 35 años, cantidad excesiva a tenor de la esperanza de vida de aquel tiempo. Es bastante probable que en algún momento desconocido de la etapa monárquica de su historia, Roma cayera bajo el control de los reyes etruscos. No obstante, es más probable que tan sólo los últimos reyes de esta etapa pudieran haber existido realmente, mientras que no quedan evidencias históricas referentes a los primeros reyes de Roma. A pesar de ello, citaremos los nombres de los siete reyes romanos, así como algunos de sus hechos.

Su primer rey fue Rómulo, a quien también se le atribuye la fundación de Roma (21 de abril del 753 a.C.) Durante su reinado, se dio lugar a la creación del Septimontium, y debido a esa unión con los pueblos sabinos, se determinó que los reyes deberían ser elegidos alternativamente de cada uno de los pueblos. Así, a un rey latino le debería suceder un rey sabino, a este uno latino, y así sucesivamente. Rómulo también dividió a los habitantes de Roma entre los que eran aptos para combatir y los que no lo eran. Los primeros pasaron a ser las primeras legiones romanas y de entre los segundos seleccionó a 100 hombres de los de más alto linaje para formar el Senado. Estos y sus sucesores serían llamados patricios y formarían la casta nobiliaria romana. Al resto de habitantes se les llamó plebeyos, nombre que indicaba a los que no eran aptos ni para luchar, ni para gobernar. Según todas las fuentes, Rómulo libró diversas guerras, extendiendo la influencia de la ciudad por todo el Lacio y áreas circundantes. Tras su muerte, se le veneró como el dios Quirino.

Al reinado de Rómulo, le sucedió el del sabino Numa Pompilio, recordado por su extrema religiosidad y sabiduría. Con él, los territorios pertenecientes a Roma fueron divididos en distritos, con el fin de mejorar la administración, además de establecer una primera organización de la ciudad en "gremios". Si Rómulo fomentó las primeras directrices políticas y un cierto ordenamiento social, Numa Pompilio dedicó sus esfuerzos a establecer los cimientos de la Religión, creando colegios sacerdotales y elaborando el calendario de 12 meses. Se cree que es el constructor de los Templos de Vesta y Jano, además del del Templo de Saturno (abierto únicamente en períodos de guerras)

El tercer rey romano, según los anales, recayó sobre el latino Tulio Hostilio, que retomó la ampliación territorial comenzada por Rómulo e interrumpida por Numa. Conquistó y arrasó la famosa ciudad de Alba Longa, y toda su población fue enviada a Roma y esclavizada. A pesar de su naturaleza beligerante, Tulio Hostilio seleccionó a un tercer grupo de individuos que llegaron a pertenecer a la clase patricial de Roma, elegidos de entre todos aquellos que habían llegado a Roma buscando asilo y una nueva vida. También erigió un nuevo edificio para albergar al Senado, la Curia. Este rey, parece ser que murió fulminado por un rayo.

A Tulio Hostilio le sucedió el sabino Anco Marcio, nieto de Numa Pompilio y, como él, incrementó poco los límites de Roma y sólo entró en guerra en caso de que sus fronteras fueran comprometidas. Fue el rey que construyó el primer puente sobre el Tíber, el Pons Sublicius, además de fortificar el Monte Janículo, en el margen izquierdo del Tíber, como puesto de avanzadilla para brindar mayor protección a la ciudad por ese flanco. Fue también quien ordeno la construcción del puerto romano de Ostia. El tamaño de la ciudad se incrementó gracias a la diplomacia ejercida por Anco, que permitió la unión pacífica de varias aldeas menores en alianza con Roma. Gracias a este método, consiguió el control de los latinos, realojándolos en el Aventino, y consolidando así la clase plebeya de Roma. Fue el último de los reyes latino-sabinos de Roma.

Tarquinio Prisco fue el quinto rey de Roma, y el primero de origen etrusco. Tras emigrar a Roma, obtuvo el favor de Anco, quien lo adoptó como su hijo. Al ascender al trono, libró varias guerras contra sabinos y etruscos, doblando así el tamaño de Roma y obteniendo grandes tesoros para la ciudad. Con esos tesoros construyó grandes edificaciones de uso público, como la Cloaca Maxima (el alcantarillado de la ciudad), el Foro Romano, en las marismas entre el Palatino y el Capitolino (Velabrum) o el Circo Máximo, en el valle entre el Aventino y el Palatino. También fue el creador de los Juegos Romanos. Reformó el Senado, incrementándolo en 100 miembros provenientes de las tribus etruscas conquistadas. Así, el Senado pasó a constar de 300 miembros. Fue asesinado tras 38 años de reinado por los hijos de su predecesor, Anco Marcio. Su reinado es recordado además por haber introducido los símbolos militares romanos y por ser el primer rey en celebrar un triunfo.

Tras la muerte de Prisco, su yerno Servio Tulio le sucedió en el trono, siendo el segundo rey de origen etrusco que gobernaba Roma. Libró, como su predecesor, varias guerras victoriosas contra los etruscos. Utilizó el botín obtenido en sus campañas para erigir las primeras murallas que cercaran las siete colinas romanas sobre el pomerium, los llamados muros servianos1. También realizó cambios en la organización del ejército romano. Desarrolló una nueva constitución para los romanos, dando preferencia a las clases ciudadanas. También creó el primer censo, dividiendo a las gentes en cinco clases económicas, y la ciudad en cuatro regiones basándose en la distribución de las cuatro tribus urbanas. Sendas divisiones (la económica y la regional) dieron origen a las Asambleas Centuriadas y a las Asambleas tribales respectivamente. El reinado de Servio Tulio finalizó con su asesinato en una conspiración urdida por su propia hija Tulia y su marido Tarquinio, su sucesor en el trono.

El séptimo y último rey de Roma fue Tarquinio el Soberbio. Hijo de Prisco y yerno de Servio, Tarquinio también era de origen etrusco. La tradición es la que atestigua las faltas de este rey y las sublevaciones que produjeron. No consultaba jamás al Senado; pronunciaba las sentencias capitales y las confiscaciones sin la asistencia de un Consejo de ciudadanos; acaparaba el grano en cantidades enormes e imponía a todos el servicio de la guerra. También abolió y destruyó todos los santuarios y altares sabinos de la Roca Tarpeya2. Tan graves fueron sus faltas, que nada prueba mejor la cólera del pueblo que el juramento hecho por todos y cada uno de los habitantes, tanto para sí como para sus descendientes, de no aceptar jamás a un rey en el porvenir. El Senado expulsó a Tarquino y abolió la monarquía. Lucio Junio Bruto y Lucio Tarquinio Colatino, se convirtieron en los primeros cónsules del nuevo gobierno de Roma, la República.

Fuentes:
  • Morey, William C. Outlines Of Roman history
  • Mommsen, T. Historia de Roma.
  • Wikipedia

Notas:
1
Algunos estudios arqueológicos y fuentes literarias aseguran que hasta el saqueo de Roma por los galos de Breno no se levantó dicha cerca. Según esas mismas fuentes, es más probable que este rey mandara construir el agger, o doble muralla que defendía Roma por el lado del campus esquilinus, que era la parte más vulnerable.

2 La rupes Tarpeia era una pendiente escarpada junto a la cima Sur de la colina Capitolina, con vistas al antiguo foro. Se utilizó como lugar de ejecución de asesinos y traidores, que eran lanzados sin piedad desde la misma.


viernes, 14 de diciembre de 2007

Los orígenes de Roma (I). Primeros asentamientos

Mucho se ha dicho y escrito sobre los orígenes de esta ciudad; leyendas magníficas sobre su fundación y florecimiento; de héroes, saqueos, raptos y guerras. Con este artículo empieza una serie dedicada a la fundación de Roma, donde descubriremos el origen de las tribus que la fundaron, las primeras organizaciones políticas, sociales y militares, las costumbres, la religión, los reyes y las leyes. En definitiva, todos los aspectos que propiciaron y terminaron con la creación de la República de Roma. Como bien afirma el dicho, “Roma no se construyó en un día”, y dejando a un lado la mitología (objeto de futuros artículos), daremos una visión aproximada de la fundación de la ciudad eterna.

Las tribus tiberinas. Los ramnes, ticios y lúceres

Según las primeras noticias de que se dispone, los habitantes de la ciudad fundada a orillas del Tíber no se llamaban romanos, sino ramnes. Originariamente, los ramnes no ocupaban solos las colinas tiberinas, sino que lo hacían junto a los ticios y los lúceres. Tenían sus fortalezas en las cimas de las colinas, y las aldeas en la llanura inmediata, en donde cultivaban. La situación estratégica de estos asentamientos ofrecían a los barqueros que bajaban por el Tíber hasta su desembocadura una escala fácil y un refugio más seguro que el que proporcionaba cualquier puerto de la costa a los barcos que huían de los piratas. Así pues, Roma debe su rápida importancia, no a su fundación, sino a circunstancias comerciales y estratégicas.


Roma y las siete colinas

Todo indica que la ciudad original a partir de la cual nacería la futura Roma se formó con la fusión de los pueblos que habitaban el Quirinal, Celio y Esquilino,y debió ubicarse en el monte Palatino, recibiendo el nombre de Roma Quadrata, por la forma de cuadrado irregular de dicha colina. Hallazgos hechos aseguran que allí se encontraba el símbolo sagrado de la ciudad, el Mundus, donde cada uno de los primeros habitantes depositó todos los objetos de necesidad doméstica y un puñado detierra de su lugar de origen. Además, se hallaba el edificio público donde se reunían las curias1, cada una en su hogar particular. Allí estaba el templo donde se guardaban los escudos sagrados de Marte, y también el santuario del lobo (lúpercal) y la morada del sacerdote de Júpiter.

El Palatino fue, por lo tanto, la ubicación primitiva de la ciudad romana, encerrada en la entonces única muralla. Pero los habitantes construían también sus viviendas a las afueras de la fortaleza. Las barriadas más antiguas, que luego formarían el primer cuartel de los cuatro en los que Servio Tulio dividió la ciudad, se extendieron debajo del Palatino, hacia las marismas que descendían entre este y el Capitolino. Otro cuartel comprendía el arrabal construido sobre el monte Celio. Otros arrabales se extendieron hacia el Esquilino y hacia la llanura entre este y el Quirinal.

Pero la Roma Quadrata no era la única amurallada. El Quirinal fue, sin duda, el centro de otra ciudad independiente (pese a que algunos de sus habitantes prefirieran abandonar ese asentamiento para fundar la Roma Quadrata junto con los pueblos que ocupaban el Esquilino y el Celio), lo que da explicación a la construcción de la fortaleza en el valle entre el Esquilino y el Quirinal, ya que en este punto chocaban los dos territorios y los palatinos, que dominaban el valle, lo fortificaron para defenderse de los posibles ataques. No obstante, el desarrollo parejo de ambas ciudades y la similitud entre sus instituciones, propició la fusión en una sola ciudad, y también la ampliación de la muralla, que abarcaba las antiguas ciudades del Palatino y el Quirinal, ahora ya una sola ciudad, y las alturas del Capitolino y el Aventino. A los tres cuarteles de la ciudad palatina (el Palatino, la Subura (en el valle entre el Esquilino y el Quirinal) y el Esquilies -en el valle entre el Palatino y el Esquilino) se suma ahora un cuarto, el de la ciudad de la colina Quirinal. Con la unión de ambas ciudades surgió la Civitas (ciudad) llamada Roma, y con ella, nace la Monarquía romana, la cual será objeto del siguiente artículo, donde profundizaremos un poco más en la fundación de la ciudad y los primeros reyes.

Notas:

1 Una Curia, en los tiempos de la antigua Roma, era una subdivisión del pueblo, más o menos identificada con una tribu. El término curia también indica el lugar donde esta tribu discutía sus asuntos. El Comicio por Curias era la más antigua asamblea romana después del Comisio Calata. Cada una de las 3 tribus antiguas tenía 10 curias, y estas a su vez 100 hombres. En total eran entonces 3.000 personas que constituían las curias juntas. Este órgano, en un principio, elegía a los más altos magistrados (Fuente: Wikipedia)

Segóbriga

Estrenamos hoy el blog con una visita por las ruinas de una ciudad romana que, pese a su importancia, ha pasado bastante desapercibida para el público en general. Todos conocemos, o hemos oído nombrar Sagunto o Mérida, pero el nombre de Segóbriga resulta más desconocido. Conozcámosla, pues, un poco más.

Segóbriga se halla situada a unos 100 Km. de Madrid, en el término de Saelices (Cuenca), junto a la autovía A-3 de Madrid a Valencia.

Un poco de historia

Los hallazgos arqueológicos indican que, quizá se fundó como un asentamiento amurallado celtibérico que dominaba la cuenca del cercano río Gigüela, que servía como foso para la defensa del asentamiento.

Las primeras noticias relevantes sobre Segóbriga nos las proporciona el geógrafo Estrabón (Geografia III, 4, 10-15), al indicar que en la región celtibérica, alrededor de Bilbilis (actual Calatayud) y Segóbriga tuvo lugar una batalla entre Metelo y Sertorio (79-78 a. C.) durante una de las muchas guerras civiles que asolaron la República. Asimismo parece que la ciudad amurallada celtibérica fue arrasada durante esa misma guerra y sobre sus ruinas se edificó la Segóbriga romana, la cual llegó a ser denominada caput Celtiberiae o ciudad principal de la celtibérica.

En tiempos de el emperador Augusto, dejó de ser una ciudad que pagaba tributo a Roma y pasó a ser municipium latino, es decir, una ciudad gobernada por ciudadanos romanos, lo que aumentó su estatus y empujó su economía, debido sobre todo a la exportación del denominado lapis specularis, una especie de yeso traslúcido muy utilizado por entonces como ventana. Plinio el Viejo (Naturalis Historiae, XXXVI) menciona la explotación de este mineral, asegurándonos que:

“la más traslúcida de esta piedra se obtiene en la Hispania Citerior, cerca de la ciudad de Segóbriga y se extrae de pozos profundos”.

Ese auge económico propició la construcción de multitud de monumentos y edificios públicos, que terminaron alrededor del año 80 d. C., durante la época de los Flavios. De esa época es también la emisión de monedas en su ceca. Tras su auge en el siglo I, el desarrollo de este centro minero y administrativo prosiguió hasta la crisis del Imperio en el siglo III d. C., cuando aún existían en Segobriga importantes personajes romanos. Pero en el siglo IV ya se abandonan sus principales monumentos, como el Anfiteatro y el Teatro, prueba de su decadencia y de su progresiva conversión en un centro rural.

Teatro

Anfiteatro

El Foro






A partir del siglo V, durante la época visigoda, todavía fue un centro importante. De esa época son una gran basílica y la extensa necrópolis que la rodea. No obstante, con el paso del tiempo sus habitantes la fueron abandonando. El abandono definitivo debió producirse tras la invasión musulmana de la península, cuando sus obispos y gobernantes huyeron hacia el amparo de los reinos cristianos del norte. De ésta época datan las ruinas de una fortificación musulmana que se encuentra en el cerro cercano a las ruinas.

Basilica Visigoda

Losa

Necrópolis

Tras la reconquista, la población de los contornos se desplazó al actual pueblo de Saelices, situado a 3 km. más al norte.

Edificaciones

En lo que a edificios se refiere, aparte de los comentados anteriormente, también nos encontramos en bastante buen estado de conservación, unas termas (sobre una parte de las cuales se levantó la Ermita de la Virgen de los remedios), un anfiteatro, un sencillo acueducto que transportaba agua hasta la ciudad, un templo de culto imperial y el foro, centro de la vida social de la ciudad.

Acueducto

Templo de Culto Imperial

Las Termas

Estatua

Otros datos de interés

El conjunto arqueológico está actualmente en explotación, y cada día aparecen nuevos restos que aportan pistas sobre la vida en esta importante ciudad del Alto imperio Romano. En los alrededores existe un museo con los hallazgos escultóricos encontrados, y algunas imágenes virtuales de los antiguos monumentos que proporcionan al visitante una visión global de la antigua ciudad y sus edificios en pleno apogeo. El Centro dispone también de una sala donde se proyecta un vídeo introductorio a la visita.

Enlaces Relacionados y fuentes:

Presentación

Hola a todos.

Cuando oímos hablar de Roma, pensamos en un vasto imperio, conquistado a sangre y fuego. La diferencia fundamental respecto a otros grandes imperios, como el Imperio Francés de Napoleón, el Austro-Húngaro o el inglés en su máximo esplendor, es que mientras que en estos últimos era una nación la que expandía su poder, en aquella era una simple ciudad a orillas del Tíber. Una ciudad, que durante varios siglos, dominó el mundo conocido. Sus leyes, su arquitectura, su idioma son legados que han perdurado a través del tiempo y nos han llegado como pilares básicos de la sociedad actual.

Mi intención con este blog es acercar un poco más, si cabe, la historia de este pueblo. Cómo nació, su estructura de castas, su organización civil y militar, lugares de interés, etc., en definitiva, una visión más cercana de lo que fue, en mi humilde opinión, el Imperio más importante de la antigüedad, todo ello sin intención de aburrir a los (ya lo sé de entrada) escasos lectores.

Cualquier sugerencia, apunte o rectificación será bienvenido, pues no soy experto en la materia, ni mucho menos.

Un saludo a todos.