Estrenamos hoy el blog con una visita por las ruinas de una ciudad romana que, pese a su importancia, ha pasado bastante desapercibida para el público en general. Todos conocemos, o hemos oído nombrar Sagunto o Mérida, pero el nombre de Segóbriga resulta más desconocido. Conozcámosla, pues, un poco más.
Segóbriga se halla situada a unos 100 Km. de Madrid, en el término de Saelices (Cuenca), junto a la autovía A-3 de Madrid a Valencia.
Un poco de historia
Los hallazgos arqueológicos indican que, quizá se fundó como un asentamiento amurallado celtibérico que dominaba la cuenca del cercano río Gigüela, que servía como foso para la defensa del asentamiento.
Las primeras noticias relevantes sobre Segóbriga nos las proporciona el geógrafo Estrabón (Geografia III, 4, 10-15), al indicar que en la región celtibérica, alrededor de Bilbilis (actual Calatayud) y Segóbriga tuvo lugar una batalla entre Metelo y Sertorio (79-78 a. C.) durante una de las muchas guerras civiles que asolaron la República. Asimismo parece que la ciudad amurallada celtibérica fue arrasada durante esa misma guerra y sobre sus ruinas se edificó la Segóbriga romana, la cual llegó a ser denominada caput Celtiberiae o ciudad principal de la celtibérica.
En tiempos de el emperador Augusto, dejó de ser una ciudad que pagaba tributo a Roma y pasó a ser municipium latino, es decir, una ciudad gobernada por ciudadanos romanos, lo que aumentó su estatus y empujó su economía, debido sobre todo a la exportación del denominado lapis specularis, una especie de yeso traslúcido muy utilizado por entonces como ventana. Plinio el Viejo (Naturalis Historiae, XXXVI) menciona la explotación de este mineral, asegurándonos que:
“la más traslúcida de esta piedra se obtiene en la Hispania Citerior, cerca de la ciudad de Segóbriga y se extrae de pozos profundos”.
Ese auge económico propició la construcción de multitud de monumentos y edificios públicos, que terminaron alrededor del año 80 d. C., durante la época de los Flavios. De esa época es también la emisión de monedas en su ceca. Tras su auge en el siglo I, el desarrollo de este centro minero y administrativo prosiguió hasta la crisis del Imperio en el siglo III d. C., cuando aún existían en Segobriga importantes personajes romanos. Pero en el siglo IV ya se abandonan sus principales monumentos, como el Anfiteatro y el Teatro, prueba de su decadencia y de su progresiva conversión en un centro rural.
A partir del siglo V, durante la época visigoda, todavía fue un centro importante. De esa época son una gran basílica y la extensa necrópolis que la rodea. No obstante, con el paso del tiempo sus habitantes la fueron abandonando. El abandono definitivo debió producirse tras la invasión musulmana de la península, cuando sus obispos y gobernantes huyeron hacia el amparo de los reinos cristianos del norte. De ésta época datan las ruinas de una fortificación musulmana que se encuentra en el cerro cercano a las ruinas.
Tras la reconquista, la población de los contornos se desplazó al actual pueblo de Saelices, situado a 3 km. más al norte.
Edificaciones
En lo que a edificios se refiere, aparte de los comentados anteriormente, también nos encontramos en bastante buen estado de conservación, unas termas (sobre una parte de las cuales se levantó la Ermita de la Virgen de los remedios), un anfiteatro, un sencillo acueducto que transportaba agua hasta la ciudad, un templo de culto imperial y el foro, centro de la vida social de la ciudad.
Otros datos de interés
El conjunto arqueológico está actualmente en explotación, y cada día aparecen nuevos restos que aportan pistas sobre la vida en esta importante ciudad del Alto imperio Romano. En los alrededores existe un museo con los hallazgos escultóricos encontrados, y algunas imágenes virtuales de los antiguos monumentos que proporcionan al visitante una visión global de la antigua ciudad y sus edificios en pleno apogeo. El Centro dispone también de una sala donde se proyecta un vídeo introductorio a la visita.
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